Con gran éxito se presentó en el Modular Inés Arredondo
La trama de la historia Bule Bule el show, no fue sino un pretexto para rememorar más de cuarenta piezas de rocanrol de los años 50 y 60, con los que se entusiasmó al público desde los primeros acordes y no dejó de remover las brasas de la nostalgia época hasta el final.
La obra musical fue presentada en el auditorio del Modular Inés Arredondo, y es el tercer espectáculo de la Temporada de Primavera 2018 de la Sociedad Artística Sinaloense y el Instituto Sinaloense de Cultura, que colmó las expectativas de la multitud que llenó el inmueble y que coreó viejos temas como la que da nombre al show, Popotitos, La hiedra venenosa y muchos más en su idioma original, en inglés.
La idea es recrear un concurso de canto cuya gran final se transmite por televisión en blanco y negro, y es conducido por Freddy (Luis Rodríguez “Guana”), y en el que se disputan el primer lugar los grupos Los Pillos del Rock y Las Bombonettes. La palabra final la tendrá el público, entre quienes se han repartido ya las papeletas para que voten.
Así, Los Pillos del Rock (integrado por Iker Madrid, Diego Medel, Sebastián Treviño y Mario Sepúlveda), deberán mostrar todo su talento para ganarles a Las Bombonbettes (Nataliel Santiel, Majo López y Gaby Aldo). Cantarán por separado pero a veces lo harán juntos y muchas otras tras bambalinas, pues no tardan en formarse entre ellos algunos romances que no borrarán el objetivo principal: Triunfar y ganar la grabación de un acetato.
Y empieza la competencia: Twist and shout, Tutti Frutti, Lollipop, Mr. Sandman, Sherry, Big girl’s don’t cry, My girl, Stand by me, Pretty woman, Agujetas de color de rosa, Besos para ti, Tu cabeza en mi hombro, Eddie, Eddie, Deja al profesor, Nací tarde para ti, Mi novio volvió, Días de escuela, Quiero salir de vacaciones, Chica Yeye, Despeinada y muchas otras.
El ritmo no para, los conflictos tampoco, la competencia está de pelos, y más aún para quienes vemos todo lo que sucede tras bambalinas, con un conductor que se pone majadero con las chicas pero que ante las cámaras es todo sonrisas y buena vibra, y los chicas y las chicas que flirtean entre sí.
Vestuarios de época, micrófonos boludos; el asistente nos dice cuando aplaudir y cuando ovacionar alzando letreros, y hasta el conductor se echa una cancioncita hacia el final, mientras se cuentan los votos.
Es un espectáculo para mover a la nostalgia a quienes vivieron la época dorada del rocanrol, pero también para que las nuevas generaciones se adentren en el mundo del espectáculo de hace 50 o 60 años, una era en que los jóvenes tenían todo un universo para explorar y descubrir.
¿Quién ganó el concurso? Para eso tiene que acudir y depositar su voto, porque la competencia se renueva en cada puesta en escena, ante un público diferente que no dejará de reír, de asombrarse y de cantar.